Descripción
Muchos desconocemos la importancia del silencio; no sabemos discernir cuándo hablar y cuándo debemos callar. Sin embargo, Jesús fue amante solícito del silencio. La encarnación del Hijo de Dios, por ejemplo, tuvo lugar en el más absoluto silencio. Esta obra nos muestra los diferentes ecos de los silencios de Jesús a lo largo de su vida. Él debió ser un hombre silencioso y posiblemente no fue alguien de muchas ni de pocas palabras. Fue el hombre de la palabra justa, precisa y oportuna.
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